Un pálido sol despierta con ternura a las almas que habitan la espesa jungla.
La quietud y la armonia invitan a una lenta y profunda inspiración. Es como tocar el centro de la vida y en él el valor de la libertad de Ser.
La única libertad posible: aquella que trae la Conciencia de ser una célula viva que se manifiesta en su acción espontánea en armonía y comunión con todo lo creado.
El punto de encuentro y abrazo con todas las expresiones y formas que asume la vida. Ahi en ese punto sagrado confluyen los corazones de los hombres y sólo desde ahi pueden reconocerse en hermandad e igualdad como hijos legítimos de la Vida.
Es un espacio de tiempo donde compartimos la santidad con las plantas, el mundo animal y el descubrirnos en los eternos minerales como las distintas maneras que ha asumido la evolución de nuestra Conciencia.
Annamaria
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